Aquí está la emplumada, el águila más apasionada del hemisferio occidental. Cuando llega la época de cortejo, envuelve con sus poderosas garras a su potencial pareja y se lanza en caída libre para rectificar apenas unos centímetros antes de alcanzar el suelo. El patrón se repite una y otra vez, interrumpido por eventuales acrobacias y juegos de persecución: rápida subida vertical, caída en picado a velocidad de vértigo y vuelta a empezar. ¿Y ello para qué?, os preguntaréis. Pues para asegurarse de que su futura consorte soportará el resto de la vida la misma intensidad que en las alturas. La idea nos resulta tan poética que le hemos dedicado este Maxi pendiente, que reproduce la increíble fuerza de su vuelo.